La ansiedad puede ser considerada una fuerza invisible. En Faithwalking hablamos de lo que llamamos su piloto automático o esta forma inconsciente y automática de comportarse que se “apodera” de usted en determinados momentos llevándolo a “ser” quien no quiere ser. El apóstol Pablo lo expresa claramente cuando dice “No entiendo lo que me pasa, pues no hago lo que quiero, sino lo que aborrezco… Yo sé que en mí, es decir, en mi naturaleza pecaminosa, nada bueno habita. Aunque deseo hacer lo bueno, no soy capaz de hacerlo” Romanos 7:15, 18).
Queremos sugerirle que parte de lo que sucede en los momentos en los que nos sentimos así tiene una profunda relación con lo que consideramos es la poderosa e invisible fuerza de la ansiedad. Si su piloto automático es ese vehículo que usted no quiere tomar, la ansiedad es la gasolina que lo alimenta. Cuando utilizamos el término ansiedad, nos referimos a una intensa carga emocional que se activa cuando enfrentamos una amenaza de peligro consciente o inconsciente. Esta intensidad emocional refleja un proceso químico que sucede en nuestro organismo; es un proceso natural y automático que sucede aislado de nuestra capacidad de razonar lógicamente. Cuando usted se siente amenazado, su cerebro produce sustancias químicas que le permiten reaccionar instantáneamente sin necesidad de tener que detenerse y pensar en cómo va actuar. Esta reacción química se inicia de siete a nueve segundos antes de que usted “sienta” o reconozca la amenaza. Cuando usted es finalmente capaz de “sentir” esta amenaza, lo que experimenta es una serie de emociones encontradas: ira, depresión, temor, etc. Está nervioso y preocupado.
Ser capaces de reconocer la ansiedad en nosotros mismos nos ayudará también a reconocer nuestros patrones predecibles de respuesta a la misma. Consideramos que esta es una habilidad fundamental para nuestro crecimiento y reformación espiritual.
A continuación puede escuchar una entrevista acerca de la ansiedad.