Faithwalking ha sido de mucha ayuda en mi caminar con Jesús en los últimos 5 años. Me ha permitido reconocer mis debilidades, mis errores en mi relación con mis 3 hijos adolescentes, mi contribución al fracaso de mi matrimonio de 17 años y muchas otras cosas que antes no veía.
Con la ayuda de los entrenadores y a la luz del Espíritu Santo, he logrado renunciar al control de querer planear todo y poder ser mas flexible cuando las cosas no salen como yo lo deseo o como yo lo he planeado.
He podido ver que Dios es el único que puede cambiar los corazones de mis hijos y de las personas más cercanas a mí. Hoy puedo amar mejor a mis hijos aunque no esté de acuerdo con el estilo de vida que ellos escogen. Hoy podemos mantener una conversación aún cuando no estamos de acuerdo.
Gracias a las herramientas aprendidas en Faithwalking he descubierto que no vale la pena desgastarme emocionalmente tratando de imponer mi voluntad sobre la voluntad de los demás. He podido ver que es más importante mantenerme conectada con las personas que amo, en lugar de querer cambiarlos o desecharlos de mi vida porque no piensan como yo.
También he aprendido que Jesús esta mas interesado en que yo viva su palabra los siete días de la semana en mi lugar de trabajo, y menos interesado en que memorize versículos bíblicos solo un día a la semana.
Después de 5 años de caminar en Faithwalking siento un descanso real. Los temores que guardaba en mi corazón y en mi mente, referentes a lo que sería mi vida cuando mis hijos salieran de casa, ya no son tan intensos como antes. Puedo experimentar menos resistencia en mi. Sé que solo Dios es necesario para poder salir adelante como madre soltera, viviendo como emigrante en otro país y teniendo a mi familia a miles de millas de distancia.
He aprendido a ser responsable de mis propias emociones y reconocer lo que me pasa cuando hay situaciones que me atemorizan, particularmente cuando mi “voto” se activa y mi falso ser sale a flote. Esto me ha ayudado mucho para cambiar mi forma de responder ante los demás, ya no es necesario aislarme o culpar a los demás por mi ansiedad o por mis frustraciones.
Le ruego al Señor que continue su obra en mí y que me moldee a su voluntad. Le pido que las cosas no se den como yo quiero. sino como El escoja, no solo en mi vida sino también en la vida de mis hijos.